«Lo que la ciudadanía quería era ser escuchada y cambiar la Constitución, pero sentían que los partidos no eran una instancia válida»
11 de junio de 2021
Fabián Duarte, director del DESOC
Los resultados de la reciente elección municipal y de constituyentes sorprendió a muchas personas por la irrupción de independientes y los malos resultados de la mayoría de los partidos políticos, un hito que ha marcado el proceso que dará origen a una nueva Constitución. En #ClavesConstituyentes, Fabián Duarte, director del Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC), e integrante del equipo del «Termómetro Social», comentó de qué manera los resultados de esta encuesta permitían avizorar este escenario.
El profesor Fabián Duarte, del Centro de Microdatos, explicó de qué forma los datos de la encuesta Termómetro Social adelantaron la desconfianza de la gente en los partidos políticos.
Claves Constituyentes es una serie que analiza distintos aspectos relacionados con el proceso constitucional que vive nuestro país.
Durante toda la campaña previa a las elecciones del 15 y 16 de mayo, buena parte del debate entre analistas políticos y partidos daba por descontado que el gran número de candidaturas independientes dejaría fuera de la Convención Constitucional a la gran mayoría, que la derecha tendría poder de veto al alcanzar al menos un tercio de los convencionales, y que estaríamos ad portas del retorno de los «tres tercios» de la política nacional. Sin embargo, los números que emergieron ese día fueron radicalmente distintos.
No solo los independientes se transformaron en un factor determinante en la correlación de fuerzas en el organismo que elaborará la nueva Constitución, con referentes como la «Lista del Pueblo» superando todas las expectativas, sino que los partidos tradicionales de la derecha y de la centroizquierda obtuvieron menos cupos de los previstos.
Fabián Duarte, director del Núcleo Milenio en Desarrollo Social y quien forma parte del equipo del «Termómetro Social» (TS), encuesta elaborada junto al Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), explica en #ClavesConstituyentes este fenómeno y cómo podría proyectarse.
«Nosotros tomamos el TS en octubre de 2019, justo después del estallido, y la idea era preguntarnos por varias cosas. Entre ellas, por ejemplo, teníamos todo un módulo sobre mecanismos para resolver el descontento que había, y lo que se mostraba ahí era que la población en general confiaba muy poco en los partidos políticos como mediadores respecto al conflicto social. Hablamos de un 4 por ciento de confianza», explicó Duarte.
¿Esa desconfianza era transversal a todo tipo de organizaciones e instituciones?
Los únicos que tenían un porcentaje alto de 11 por ciento eran los alcaldes, pero lejos estaban las organizaciones sociales, que se encumbraban al 31 por ciento. En otra parte se clasificaba de 1 a 10 la confianza que se tenía en ciertas instituciones y el Congreso, los partidos, parlamentarios, ministros y el Presidente estaban todos en 3, las universidades cerca de 6, mientras que Bomberos marcó 9.
¿Cuál era la demanda que planteaba la ciudadanía según el Termómetro Social?
Lo que la ciudadanía le exigía al gobierno en ese momento eran dos grandes cosas: que se convocara a instancias de discusión ciudadana, y a un plebiscito para una nueva Constitución. La idea de que se escuchara a la gente se repetía mucho, un 87 por ciento lo mencionaba, y un 84 por ciento insistía en el plebiscito, entonces había señales claras de que las personas querían opinar, participar, ser parte del cambio a la Constitución, y que sentían que los partidos o los políticos no eran un actor válido para mediar entre ellos y el gobierno. Esto también se expresó en que un 75 por ciento quería elegir una Asamblea Constituyente y solo un 14 por ciento hablaba de un grupo de expertos, mientras un 3 por ciento de parlamentarios redactando el nuevo documento.
¿Cómo crees que se relacionan esas altas cifras con la participación que se ha visto?
Bueno, en el plebiscito de octubre la participación fue bien alta, aunque bajó un poco para las elecciones. En diciembre de 2019 preguntamos y el 86 por ciento decía que votaría apruebo y más de un 80 que iría a votar. Claro, entre medio tuvimos la pandemia, que claramente cambia el escenario de las elecciones porque estamos en una situación difícil, de altos casos y mortalidad entonces la gente puede asustarse, entonces es difícil separar la desidia del efecto pandemia.
¿Qué pasa con los independientes?
Sobre los independientes es una lectura más difícil de hacer con el Termómetro. Cuando preguntamos por partidos siempre hay una baja respuesta de con quienes se identifican, lo que uno sí puede inferir de sus resultados es que había una alta confianza o se tenían altas expectativas sobre ciertos grupos sociales, grupos de la sociedad y ahí no estaban los partidos sino que eran grupos sociales, universidades, hospitales, bomberos, organismos internacionales.
Uno puede inferir que había un enojo importante hacia los partidos y, por lo tanto, una vez que tengo una alternativa distinta en una votación, voy por ella, e irrumpen partidos nuevos, pero también los independientes. Pero eso lo podíamos inferir, no sé si directamente, esa desconfianza hacia las instituciones políticas establecidas, y se le entregaba una confianza a otras instituciones.
¿Cree que sigan siendo un factor en las próximas elecciones?
Lo que te puedo decir de lo que se ve en la prensa y lo que ha pasado hasta ahora, es que creo que si los independientes se organizan nuevamente y pueden levantar listas es probable que tengan una votación interesante en las parlamentarias, en la presidencial es mucho más difícil porque la maquinaria es un poco más difícil, pero en la parlamentaria tienen una chance de tener representantes. Ahí es una discusión importante sobre si los partidos desaparecen o no, porque sin ellos es difícil que haya gobernabilidad. Me imagino que los independientes, si quieren agruparse de alguna manera y recoger este enojo, deberían tener algún tipo de partido, porque eso también le entrega confianza a la forma en que este grupo se organiza. Toda esta ley de transparencia de partido tiene que ver con eso, de que hay una organización en la que se confía más allá de las personas, porque aquí es una confianza hacia grupos de independientes, pero necesitas algún tipo de marco o estructura para seguir en el tiempo. Si se organizan me parece que puede irles bien, se organizaron para la constituyente y obtuvieron buenos resultados y no me parecería extraño que puedan repetirlo.
Texto: Felipe Ramírez Prensa U. de Chile